martes, 2 de marzo de 2010

ACTOS



Nuestros actos son la prueba suprema de nuestra espiritualidad, mentalidad y emocionalidad.

Las buenas acciones no solo las debemos pensar o sentir. Allí el valor que tienen es mínimo. Para que la valía de los buenos actos sea grande debemos pasar a los hechos. De hecho tomar conciencia es producto de llegar hasta el mundo de la acción, por ejemplo, un hospital público: se conoce que las condiciones allí son difíciles, debido a factores que no tiene sentido discutirlas en este espacio, da la sensación que el trato en ciertos tramos de los tratamientos son hasta inhumanos, sin embargo, no comprendemos toda la magnitud del problema hasta que un familiar o una persona cercana es ingresada a uno de estos sitios. Podemos ver los diversos problemas de un hospital público, de pronto salta nuestra conciencia de realizar ayuda social o exigir que las condiciones mejoren.
Todo esto se lleva a cabo porque pasamos al mundo del hacer.

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